Día del Maestro

Día del Maestro en Yucatán. "Era su maestra favorita y también fui la última"

En el marco del Día del Maestro, cinco docentes de Yucatán comparten sus sentires sobre lo más bonito y lo más feo de su profesión. Sus anécdotas no tienen desperdicio. 
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lunes, 15 de mayo de 2023 · 05:00

MÉRIDA.- Ser maestra es pasar de las anécdotas que generan una sonora carcajada hasta las que causan una emotiva lágrima. Es sentir la satisfacción de impactar en la vida de otros seres humanos y lidiar con falta de apoyo, desgaste emocional o la realidad misma que viven los niños.

Es también la oportunidad de aprender cada día y vivir procesos de inclusión en el aula que no siempre tienen el mejor desenlace. Y es también la oportunidad de recibir amor y energía a manos llenas. Así, estas líneas son un resumen de la opinión de cuatro docentes yucatecas, quienes en el marco del Día del Maestro comparten sus sentires sobre lo más bonito y lo más feo de su profesión. Sus anécdotas no tienen desperdicio. 

Día del Maestro en Yucatán. Ronda de opiniones. 

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Alejandrina Gamboa Zozaya, 31 años 

Directora del jardín de niños "Lázaro Cárdenas del Río". Baca, Yucatán. 

¿Qué es lo más bonito y lo más feo de ser maestra?
Lo más bonito de ser maestra es ver cómo a través de las estrategias que planificamos los niños y niñas desarrollan y consolidan habilidades, actitudes, conocimientos, valores y los ponen  en práctica en el aula, escuela y casa, así como también  en su vida futura.

Es un placer como docente poder impactar de una manera positiva en la vida de los alumnos. En educación preescolar  es muy gratificante cuando llegan los niños a la escuela o salón y te brindan su amor, energía y curiosidad por aprender.


Lo más difícil de nuestra labor como docentes en preescolar, es lograr el compromiso de los padres de familia con la escuela, como por ejemplo que los alumnos cursen los tres grados escolares, asistan regularmente y le den la importancia que este nivel merece.

Alejandrina Gamboa Zozaya con alumnos del jardín "Lázaro Cárdenas del Río"

Una anécdota que siempre recuerdes...

Trabajar con niños siempre es divertido y todos los días te sacan sonrisas con sus espontaneidades como, por ejemplo, cuando te dicen mamá en lugar de maestra. O cuando te descuidas unos segundos y ya hicieron de los suyas.

Recuerdo que hace unos años  para una actividad teníamos que usar silicón frío. No había los suficientes frascos para todos los niños, por lo que decidí poner una cantidad de silicón en unas tapitas. Pero al momento de repartir no me percaté que un niño lo empezó a usar como gel en el cabello y frente,  fue un momento muy gracioso para todos en el salón y una odisea quitárselo posteriormente. Afortunadamente los papás del alumno lo tomaron con amabilidad y gracia también.

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Nayely Canto Martín ,42 años.

Directora del Jardín de Niños "Silvio Zavala Vallado". Tetiz, Yucatán.

¿Qué es lo más bonito y lo más feo de ser maestra?

Lo más bonito de ser maestra es estar preparando futuras generaciones, ya que tengo a mi cargo niños que están iniciando y es la base para su vida futura; también la inocencia de los alumnos y el cariño que en su momento llegan a tenerte. Como directora lo más bonito es trabajar en equipo con mi personal docente y la comunidad para que los alumnos aprendan en un ambiente de confianza y de armonía.

Lo más feo sería la falta de apoyo o atención por parte de las autoridades en cuanto a nuestras necesidades y la no valoración de nuestro trabajo. También el tener que aplicar en ciertas ocasiones el reglamento escolar tanto con el personal docente, como en la comunidad, lo cual es necesario muchas veces para que la escuela tenga un buen funcionamiento.

Nayeli Canto Martín, directora en un jardín de niños de Tetiz

Un anécdota que siempre recuerdes...

Siempre recuerdo a un alumno que tuve el cual tenía una necesidad educativa especial y buscaba las formas para que se sintiera parte del grupo. Recuerdo el cariño de sus compañeros y el apoyo que le daban durante las actividades. Recuerdo mucho la atención y el cuidado que le tenían el trabajar con él. Me dejó una gran satisfacción.  Como directora lo que más recuerdo es cuando en una ocasión entré al aula a dar clases, porque una maestra no fue y los niños me dijeron: "directora, usted qué hace aquí, si usted es directora no maestra". Es algo que nunca olvido: los alumnos ya me ven como la autoridad. Siempre lo recuerdo y cada vez que entro a un aula les digo desde el principio "yo también soy maestra y directora.

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Karla Marylin Guardia Briceño, 34 años.

Subdirectora del "Colegio Motolinía". Mérida, Yucatán.

¿Qué es lo más bonito y lo más feo de ser maestra?

Lo más bonito de ser maestra es convivir con ellos,  aprender junto con ellos. Cada niño es un mundo, cada uno tiene su propio ritmo y cada uno te exige de diferente manera. Hay que conocerlos a profundidad para poder orientarlos y pontencializar sus habilidades. Eso es algo gratificante para mí. Ver cómo cada uno de ellos van cambiando y definitivamente también recibir el amor más sincero y honesto del mundo. Disfruto divertirme y aprender junto con ellos, crecer juntos.

Lo más feo es escuchar a veces sus situaciones de vida, ver la necesidad que tienen de amor, de tiempo con sus padres, enfermedades que vives junto con ellos, situaciones legales, etc. También, a veces, tratar con ciertos padres de familia no es sencillo y muchas veces terminan ofendiendo.

Karla Marylin Guardia Briceño con sus alumnos

Un anécdota que siempre recuerdes...
Hay una donde estaba dando 6o. año y estábamos en un festival. Soy una persona muy bajita y mis alumnos de sexto eran más altos que yo. Estábamos en un salón y pues obviamente cuidándolos. Los alumnos me rodeaban. Se acercó un papá y no me veía, por lo cual se enojo y empezó a decir que era una irresponsable por no estar cuidando a los alumnos, y gritando lo dijo. Mi alumnos con cara de desconcierto, porque no entendían por qué decía eso el  señor. Hasta que me moví y contesté que no lo era, que me encontraba ahí cuidándolos. Solo recuerdo la cara del señor de pena y vergüenza.

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Yuneisys Aguilar,  32 años

Docente de primer año de primaria en la escuela "José María Morelos y Pavón". Mérida, Yucatán.

¿Qué es lo más bonito y lo más feo de ser maestra?

Lo más bonito de la docencia es que puedes desarrollarte  y vivir diferentes facetas en tu vida, pero lo mejor  es tener la oportunidad de impactar la vida de los niños de manera positiva; ser  guía y apoyo en lo emocional y en su crecimiento personal. Ser maestra tiene muchas experiencias  gratificantes cuando ves el progreso de los alumnos, pero también hay momentos muy vulnerables.

Es una labor desafiante en cuanto a la carga administrativa, la falta de apoyo, recursos  y también puede llegar a ser emocionalmente exigente, sobre todo con los alumnos que tienen ciertas dificultades de aprendizaje o problemas familiares. Lo más importante es encontrar un equilibrio y buscar apoyo para manejar las situaciones que se presentan.

La maestra Yuneisys Aguilar con su grupo de clases

Una anécdota que siempre recuerdes...

En algún ciclo escolar trabajé con un grupo por dos años,  por lo que conocía a cada niño y a su núcleo familiar. Fue fácil encariñarse con ellos. Durante ese período tenía un alumno de primer grado que le detectaron leucemia.Fueron dos años que el niño tenía que estar en el hospital y en sus momentos libres de tratamiento él prefería ir a la escuela para convivir y aprender.

Era un alumno destacado. Le gustaban las matemáticas y siempre cumplía con las actividades. Hasta que un día terminó su ciclo de vida, a tan temprana edad. Esta anécdota marco mi vida, porque me hizo valorar más mi trabajo y lo importante de mi labor en la vida de cada niño, porque cada uno es una semilla que está creciendo y hay que darle de lo mejor hasta el último momento. Aún recuerdo cuando me decía que era su maestra favorita, pero también fui la última.

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Jessica María López Solís, 31 años

Docente de tercer grado en la escuela "José María Morelos y Pavón", turno vespertino. Mérida, Yucatán.

¿Qué es lo más bonito y lo más feo de ser maestra?

Lo más bonito de ser docente es el cariño de los alumnos. En muchas ocasiones nos ven como su segunda mamá, ya que el convivir mucho tiempo forja lazos de confianza y cariño. Lo más difícil  es que a lo largo de los años observas algunas situaciones familiares muy difíciles de los alumnos y también que muchos papás no valoran el trabajo que se hace como docente.

La maestra Jessica López Solís con su grupo de clases

Una anécdota que siempre recuerdes...

Una experiencia muy significativa fue durante la panademia, en donde tuve que ir a visitar a los alumnos a sus casas para llevarles tareas. Fue muy sorprendente la manera en como ellos se emocionaban y el interés que mostraron al verme después de tanto tiempo sin clases.

 

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